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«La buena, la mala y la loca», según Beverly Hills 90210

Publicada el 16/07/202408/08/2024 por Julieta Alegre

El furor de la serie Beverly Hills 90210 durante los años noventa se debió a que retrató la vida adolescente con los problemas lógicos de la edad, algo que no era tan común en esos tiempos. Aunque tuvo un inicio débil en cuanto audiencia en Estados Unidos, pronto cobró relevancia la historia de unos gemelos provenientes de Minnesota que buscan adaptarse a Los Ángeles. Entonces el programa tomó el rating por asalto y no se detuvo hasta completar las diez temporadas.

En Argentina, también contó con popularidad. Brenda, Kelly o Donna pasaron a ser nombres de uso cotidiano con el objeto de comentar lo que había ocurrido en el último capítulo. ¿Por qué pegó en esta parte del continente? Aunque se trata de una trama con un marco alejado de la realidad local —Beverly Hills es uno de los lugares más exclusivos—, los conflictos se parecen a los de cualquier adolescente de esa época: noviazgos tóxicos, presión sobre la imagen corporal, embarazo adolescente, abuso sexual y adicciones. Y mucho más también.

Kelly Taylor y Brenda Walsh en una escena de Beverly Hills 90210. Fuente: Fotogramas.

Más allá de las críticas que hoy en día se podrían realizar acerca del tratamiento de muchos de estos temas, algo es seguro: la serie no esquiva la incomodidad. ¿Por qué? Se atreve a indagar en asuntos que, si bien no eran del todo tabú en ese entonces, no encontraban demasiada representatividad en las ficciones estadounidenses. Ni hablar en las de acá. No era casual. Parecía que había cosas de las que mejor no hablar.

¿Qué personajes diseña Darren Star, su creador —el mismo de Sex and the city— , para esta narrativa adolescente? Construye una historia coral en la cual el foco está puesto, en principio, en nueve jóvenes. El devenir de los episodios dejarán en evidencia que los protagonistas son, sobre todo, cuatro: Brandon —Jason Priestley—, Brenda —Shannen Doherty—, Kelly —Jennie Garth— y Dylan —Luke Perry—. Sobre ellos recae el peso del drama —prácticamente durante todas las temporadas—, pero, sin embargo, son los personajes femeninos los que más mantendrán latentes los triángulos amorosos que sostienen la historia hasta el final.

¿Cómo son éstas? ¿Qué se dice de ellas? ¿Quiénes son, en concreto, estas mujeres? Brenda y Kelly, está claro, las cuales se visualizan en primer plano. Pero también existe una tercera, en las penumbras. Una que, aunque participa en menos de quince capítulos, está presente a través de la mención de otros personajes por varias temporadas. Tanto ella como las dos primeras, gracias a la oposición permanente que surge de sus vinculaciones, revitalizan un programa que podría haber muerto mucho antes que el año 2000. Y, como yapa, dejan al descubierto cómo Star decidió construir a la heroína y a la villana en esta serie adolescente.

Las mujeres de Beverly Hills 90210 que dejaron huella


Cuando los hermanos Walsh llegan a Beverly Hills, el conflicto principal cae por su propio peso. Aunque ambos se deslumbran con el estilo de vida, encuentran dificultades de todo tipo para adecuarse al nuevo contexto y también extrañan su ciudad de procedencia. Sin embargo, es por poco tiempo. Pronto, comienza a configurarse el grupo de amigxs que egresará de la escuela secundaria dentro de tres años, el cual incluye, por suerte, también a los recién llegados. 

Brenda, al principio inocente y temerosa, se convierte con rapidez en amiga de Kelly, una rubia superficial que tiene mala reputación. Aunque el vínculo que generan es considerada por ambas como una amistad, desde el inicio existe una tensión que las lleva, en ocasiones, a enfrentarse. En realidad, Brenda y Kelly son frenemies — un neologismo anglosajón acuñado por primera vez en 1953, muy en uso ahora pero no tanto en los noventa—, o amienemigas. ¿Qué significa esto? Que, aunque dicen ser cercanas, son rivales en muchos momentos.

Uno de los más icónicos sucede durante la segunda temporada, cuando ambas se enfrentan por el mismo modelo de vestido antes de asistir a la fiesta de la primavera. Nada menor para una adolescente. De hecho, ya es bastante. Sin embargo, y pese a los numerosos antecedentes, nadie esperó que al año siguiente, cuando Brenda viaja a Francia en el verano, su mejor amiga termine por enredarse con su novio, Dylan McKay.

Luke Perry, Shannen Doherty, Jennie Garth y Jason Priestly, protagonistas de la serie. Fuente: Semana.

Este giro en la trama —casi tan cuestionado como el romance entre Rachel y Joey en Friends por lo sorpresivo—, se debió a razones por fuera del guion. Shannen Doherty solía llegar tarde a las grabaciones, lo que generó malestar entre sus compañeros. Luke Perry llegó a pedirle a los productores que le cambiaran de pareja. Entre Doherty y Jennie Garth la relación tampoco era buena, por lo que Darren Star decidió vincular a Kelly con Dylan y, de ese modo, quitarle protagonismo a Brenda. Sin embargo, este cambio no modificó el rol que tenía este personaje en la serie.

Aunque es caprichosa, egocéntrica y contradictoria, la gemela también tiene sus momentos de reflexión y sensibilidad. En el fondo, con sus matices y defectos, Brenda Walsh es la heroína de la serie. No una angelical, claro ésta. Pero sí una, después de todo. Más humana, quizá, que otras posibles.

Esto define, por lógica, a Kelly como contrafigura. No una malvada en todo su esplendor. Pero sí una con más defectos que virtudes, al menos en esta instancia de la historia. Porque, convengamos, más allá de ciertos atenuantes de la trama —Brenda y Dylan tienen una relación turbulenta, por ejemplo—, ¿quién podría calificar como la heroína a quien se relaciona con el novio de su mejor amiga a sus espaldas?

Christine Elise interpreta a la alternativa Emily Valentine. Fuente: The Globe and Mail.

Con el tiempo, Dylan se inclina por continuar su vínculo con Kelly y Brenda queda destrozada. Al poco tiempo, en la temporada cinco, ésta se va a Londres a estudiar teatro y desaparece por completo. Eso sí, sería nombrada en varios momentos por otros personajes. En años posteriores, coincidiendo con la salida de Luke Perry de la serie, se diría que está con Dylan en Inglaterra.

Los dos galanes, Brandon y Dylan, conforman múltiples triángulos efectivos a lo largo de la historia, pero el más importante, sin duda, es el ya señalado. Aunque también el que le siguió en tiempo, una vez que Shanenn Doherty se fue de Beverly Hills 90210: el conformado por Brandon-Kelly-Dylan. Para ese entonces, con la ausencia de la heroína inicial, Kelly asume ese rol y pasa de ser una adolescente superflua y liberal, a ser una joven profunda y emotiva a la cual le ocurren tragedias como ser victima de un abuso o de un incendio que casi la desfigura. Todo muy conveniente, no sea cosa que una soap opera no cumpla con cierto maniqueísmo, propio del género. Y también con el machismo que reina en los medios.

El caso es que ambos triángulos, independientemente de las múltiples subtramas de la serie —muchas, con personajes más interesantes que los ya mencionados—, dinamizan la trama y la vuelven más atractiva. Pero la potencia de Brenda y Kelly como heroínas —con ayuda del tiempo de exposición, claro— deja rezagado a un personaje que pone en tensión la relación de Kelly y Brandon en la segunda parte de Beverly Hills 90210. También lo hace en la primera, con Brenda y Dylan. Se trata de alguien que alterna, muy a su pesar, entre «la loca» y «la mala» de la historia. Pero no como si ambos calificativos señalaran cuestiones distintas. Para nada. Por el contrario, como si fueran la misma cosa.

Historias viejas, nuevas interpretaciones


La mala-loca en Beverly Hills 90210 es Emily Valentine —interpretada por Christine Elise— , personaje que está en la serie menos tiempo que el que se lo recuerda, quizá porque deja una huella en la trama. Como lo hizo en la memoria de la audiencia en los años noventa, sin ser una de las protagonistas.

¿Quién es Emily, en definitiva? Una joven que ingresa al West Beverly Hills High School en la segunda temporada y que acapara las miradas de los hombres del grupo, en especial de Brandon y Dylan. Esto será su sentencia de exclusión. ¿Quiénes son las encargadas de llevarla a cabo? Nada más ni nada menos que Brenda y Kelly, celosas por demás de que, sin esfuerzo ni manipulaciones, Emily logre que los galanes de la serie la persigan con insistencia.

Brandon Walsh conversando con Emily Valentine en una escena de la temporada 2. Fuente: Culture Brats.

Lo que llama la atención de la recién llegada son sus modos, tan diferentes a los de las demás chicas. Parece desenfadada, carismática, sencilla. Y toca la guitarra con pasión. Su apariencia física va en concordancia: lleva el cabello corto y revuelto, como al descuido, y en su vestimenta destacan sombreros peculiares, jeans rotos y camperas de cuero. Emily es un elemento extravagante dentro del universo de Beverly Hills 90210, por eso la atención está más que justificada. Pero este hecho involuntario, para su mala suerte, será lo que garantice que nada le salga bien.

Luego de que la heroína y la rival, entonces aliadas, le hagan la vida imposible —buscan arruinar su reputación, por ejemplo—, termina obsesionándose con Brandon —quien, en principio, le corresponde— y comete algunos delitos. Primero, en una fiesta en un club clandestino, le hace ingerir a Brandon sin su consentimiento una pastilla de éxtasis con la bebida. Después, en medio de un ataque de angustia, intenta incendiar una carroza de bienvenida con líquido inflamable. ¿El resultado? Emily es diagnosticada con una enfermedad mental y termina internada en un hospital neuropsiquiátrico.

Pasa el tiempo, pero Brandon nunca la olvida. En las temporadas cuatro y cinco éste la vuelve a encontrar, ya fuera de Beverly Hills. Esto tensa la relación entre Brandon y Kelly —lo que constituye otro triángulo afectivo—, pero sin dejar demasiadas consecuencias. Para el galán, Emily se convierte en ese amor que desea en lo más profundo aunque el destino le diga que no. ¿Por los planes de Emily? ¿Por su relación con Kelly? ¿Por la salud mental de Valentine?

Primera intro de la serie. Fuente: Generación Millennials.

En lo concreto, lo último que se sabe de ella es que se ha recuperado, por lo que su estado emocional no es lo que impide la concreción de ese amor. Brandon parece tenerlo claro. Sin embargo, para el resto de los personajes, la imagen de Emily sigue siendo la misma. La de una desequilibrada malvada —como si esos adjetivos fueran equivalentes—, que quiso llevar al galán hacia el mismo infierno que ella habita. Alguien que no tiene perdón.

Son múltiples los estereotipos y roles de género que, en concreto, alimenta la serie. ¿O sólo los proyecta? Probablemente las dos cosas. Lo cierto es que, respondiendo a un clima de época profundamente machista, Beverly Hills 90210 presenta mujeres que compiten entre sí casi todo el tiempo, utilizan como castigo hacia otras mujeres el señalamiento sobre su reputación, se disputan a los hombres aunque sean amigas, y también se vuelven «locas» por ellos. Como casi todos los productos televisivos de entonces.

Durante los noventa, Darren Star presentó a Emily como la contrafigura de la heroína. La chica problemática y sin límites que viene a desestabilizar al grupo, y a los hombres en particular. Con el paso del tiempo, y la puesta en valor de la salud mental en los medios de comunicación, la historia parece contar otra cosa. Sorpresas tiene la vida. Quizá la serie devela en realidad que, aunque Brenda tiene rasgos positivos, por momentos se convierte en la malvada de la serie, tanto como Kelly. O, tal vez, esta trama denuncia que Emily Valentine es la víctima de una comunidad falsa y superficial que odia lo diferente. Al parecer, a veces, no todo es lo que parece. Mucho menos cuando se lo ve a la distancia. Con nuevos ojos.

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Esta obra está licenciada bajo CC BY-NC-SA 4.0

Autores: Julieta Alegre y Nicolás Esquivel

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